jueves, 15 de abril de 2010

TEMPLO DE SANTA INÉS


MEMORIA DE ZACATELCO
PARROQUIA DE SANTA INÉS.
LUIS SALGADO PEDRAZA*


Al parecer, el símbolo arquitectónico más representativo de Zacatelco es el templo construido en honor a Santa Inés. Sobre este antiquísimo edificio, se han escrito varios documentos en donde se refiere a la belleza arquitectónica que posee. Por ejemplo “Tlaxcala en la Historia del Arte”, le dedica un apartado en donde se realiza una descripción de la perfección que posee la portada y de manera breve se describen algunos elementos de su retablo principal. (George, 1979, pp.187-200). Por otra parte, en “Crónicas de mi Ciudad. Zacatelco”, se dedican varios espacios para describir y apuntar algunos aspectos del templo dedicado a la virgen y mártir romana. Con una atención muy especial a la portada y algunas anotaciones sobre la barda del atrio (Portillo, 2003, pp. 246-254.) Por otra parte, hace una docena de años, la revista “Saber Ver. Lo Contemporáneo del Arte” (1998), realizó un estudio del arte barroco tlaxcalteca plasmado en sus templos. En este trabajo que incluyó a siete iglesias, se abordó el templo de Santa Inés. Con una descripción acertada se muestra todo el arte que se encierra en este inmueble. Por otra parte, en la revista “México Desconocido” (1999), se presentan doce templos barrocos tlaxcaltecas, analizando con precisión las convergencias y divergencias que existen entre cado uno de ellos. En relación al templo de Santa Inés de igual forma se resalta la belleza de su portada y algunos elementos del retablo.
Por las características de estos estudios y por los objetivos que tienen, podríamos decir que a excepción de la revista Saber Ver, no se realiza un estudio introductorio de la relevancia y los antecedente históricos del barroco en la Nueva España y mucho menos se enmarca a los templos dentro del devenir histórico propios del pueblo en donde se asientan; aunque, debemos de aclarar que en la mayoría de ocasiones el desarrollo histórico del poblado está íntimamente ligado al desarrollo de los templo. En este sentido, considero que para el caso particular de Zacatelco, resulta de gran importancia comprender de manera general cual fue la evolución que se dio en esta tierra y su relación en la construcción de este templo dedicado a su patrona la Virgen y Mártir Santa Inés. En este sentido, Claude Morin (1973), nos permite introducirnos a la época cuando fue edificado este templo.
Como un primer paso, no debemos perder de vista que una vez consumada la invasión de los españoles en estas tierras, siguió un proceso de conquista que se orientaba a la implantación de la religión católica como la “única y verdadera”. Esto llevó a que casi de manera inmediata los Frailes Franciscanos comenzaron a constituir conventos que además de funcionar en el plano espiritual se convertían en el eje económico y social de los poblados que atendían. Para el caso particular de lo que hoy llámanos Zacatelco, éste estuvo sujeto al Convento de Tepeyanco que fue fundado en 1529. Así, después cuatro décadas, ahí residían sólo dos religiosos, uno que se dedicaba a confesar y predicar con los indígenas y, otro que fungía como confesor de españoles. Además de esta tereas relacionadas al evangelio, los religiosos también atendían asuntos civiles y organizaban centros de trabajo agrícola entre los indígenas, prevaleciendo esta situación hasta 1585.
Según Claude Morín, fue hasta 1641 cuando los Clérigos relevaron a los Franciscanos de Tepeyanco, situación que permitió en ese momento que el mismo Tepeyanco y más tarde Zacatelco (1646) se convirtieran en Curatos. A raíz de estos cambios Santa Inés Zacatelco, cuenta con seis sujetos o ermitas, además del pueblo principal, llamada Cabecera de Doctrina. Santa Inés extendía su mando en las haciendas y ranchos marcando sus fronteras en relación al resto de las “parroquias”, situación que constantemente acarreaba confusiones, debido -por ejemplo- a que los fieles no sabían donde recibir los sacramentos.
De acuerdo a Morin Santa Inés Zacatelco cubría una extensión de 60 km2, quedando los pueblos más distantes a solo 5 kilómetros, situación que permitía realizar la labor pastoral desde la cabecera, en donde residía el cura y los vicarios. Es importante destacar –según Morín- que cada pueblo contaba con una iglesia o capilla en donde se ejercía el culto, los matrimonios y las sepulturas; sin embrago, todos los bautizos se celebraban en la iglesia parroquial, es decir en Zacatelco. Siendo hasta enero de 1766 cuando el Obispo de Puebla creó las Parroquias de Teolocholco, Tepeyanco y Zacatelco, iniciándose a partir de este momento una constante redistribución de los pueblos sujetos a estas Parroquias.
En relaciona a la vida agrícola, Morin anota que esta actividad no fue primordial, así con el desinterés por el campo, se opta por la labor textil, vinculada a la crianza de la grana cochinilla y más tarde con el trabajo en los telares de lana. Por ejemplo para 1755 en Zacatelco había 13 telares de lana distribuidos en 9 talleres, ocupando a 7 obreros por telar. Más adelante en 1792, Zacatelco albergaba a 12 tejedores: 8 españoles, 3 mestizos y un mulato, un hilandero y 5 sastres, todos españoles.
Finalmente Morin destaca que en relación al comercio, los habitantes de Zacatelco constantemente viajaban a Puebla con la intensión de comercializar madera y pulque, todo a lomo de mula. También se subraya la labor de los arrieros, grupo que sobresale por sus integrantes no indígenas. Por otra parte los negocios eran dominados por los blancos: 11 tratantes, 3 peluqueros; un mestizo y, un castizo logran colocarse en él. Un peluquero, un platero, un trasquilador, cinco herreros, todos españoles y un zapatero mulato



*CRONISTA MUNICIPAL DE ZACATELCO